Los recién nacidos tienen una gran tendencia a tocarse las orejas, y esto puede resultar curioso para muchos padres. Aunque puede parecer simplemente un gesto instintivo o casual, en realidad hay diversas razones por las cuales los bebés se tocan las orejas. En primer lugar, es importante entender que los recién nacidos están experimentando un mundo completamente nuevo para ellos. Después de pasar nueve meses en el vientre materno, donde estaban protegidos y limitados en sus movimientos, ahora se encuentran en un entorno desconocido y lleno de estímulos. Tocar las orejas puede ser una forma de explorar su propio cuerpo y descubrir nuevas sensaciones. Además, las orejas son uno de los sentidos más desarrollados desde el nacimiento. Los bebés pueden escuchar sonidos incluso antes de nacer, por lo que es natural que sientan curiosidad por sus propios oídos. Tocar las orejas puede ayudarles a sentir y reconocer el movimiento de los músculos y huesos de esta zona, lo que incrementa su comprensión del mundo que les rodea. Otra posible razón por la que los recién nacidos se tocan las orejas es el automasaje. Al tocar sus orejas, los bebés pueden experimentar una sensación reconfortante y placentera. Muchos padres han observado que sus hijos se tranquilizan o se duermen más fácilmente cuando se tocan las orejas. Esto se debe a que este gesto estimula puntos de presión que liberan endorfinas en el cerebro, sustancias químicas relacionadas con la sensación de bienestar. Asimismo, es importante mencionar que los bebés tienen una gran cantidad de terminaciones nerviosas en sus orejas. Estas terminaciones nerviosas son especialmente sensibles y pueden provocar picor o incomodidad en ocasiones. Tocar las orejas puede ser una forma de aliviar estas molestias. Además, es posible que los bebés se toquen las orejas cuando sienten cambios en la presión o temperatura, ya que es una zona muy sensible a estos estímulos. Por otro lado, algunos expertos sugieren que los bebés pueden tocar sus orejas como una forma de autorregulación. En los primeros meses de vida, los bebés aún están aprendiendo a controlar y coordinar sus movimientos. Tocar las orejas puede ayudarles a concentrarse y centrarse en su propio cuerpo, brindándoles una sensación de control y seguridad. En resumen, los recién nacidos tienen tendencia a tocarse las orejas por varias razones. Es una forma de explorar su propio cuerpo, estimular sus sentidos y aliviar molestias o incomodidades. Además, tocar las orejas puede tener un efecto calmante y reconfortante en los bebés. Es importante permitirles realizar este gesto de forma segura y observar si están mostrando algún otro signo de incomodidad o dolencia. En caso de duda, siempre es recomendable consultar con el pediatra para obtener orientación adecuada.
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