La dermatofitosis y la onicomicosis son dos patologías dermatológicas comunes que afectan la piel y las uñas respectivamente. Ambas son causadas por hongos y pueden ser difíciles de tratar si no se abordan adecuadamente. En este artículo, exploraremos qué son estas afecciones, cómo se contraen, cuáles son sus síntomas y cómo se pueden tratar.
La dermatofitosis, también conocida como tiña, es una infección fúngica que afecta principalmente la piel, el cuero cabelludo y las uñas. Los hongos responsables de esta afección pertenecen a la familia de los dermatofitos y pueden propagarse de persona a persona o a través del contacto con objetos o animales contaminados. Los lugares comunes de contagio incluyen gimnasios, piscinas y áreas de ducha.
Los síntomas de la dermatofitosis varían según la parte del cuerpo afectada. En la piel, puede aparecer una erupción circular con bordes rojos y escamosos, acompañada de picazón. En el cuero cabelludo, la infección puede causar áreas calvas y descamación. En las uñas, se puede observar engrosamiento, decoloración y fragilidad.
La onicomicosis, por otro lado, es una infección fúngica que afecta exclusivamente las uñas de manos o pies. También puede ser causada por la misma familia de hongos dermatofitos, así como por otros tipos de hongos. Esta afección es más común en personas mayores, diabéticos y aquellos con sistemas inmunológicos debilitados.
Los síntomas de la onicomicosis incluyen cambios en el color y la textura de las uñas, engrosamiento, fragilidad y desprendimiento del borde libre. A medida que la infección progresa, puede causar dolor y dificultad para caminar o realizar tareas diarias.
El diagnóstico de la dermatofitosis y la onicomicosis se realiza a través de la observación de los síntomas y la toma de muestras de piel o uñas para su análisis en laboratorio. Esto permite identificar el tipo de hongo y determinar el mejor enfoque de tratamiento.
El tratamiento de ambas afecciones puede variar dependiendo de la gravedad de la infección. En casos leves, se pueden usar antifúngicos tópicos, como cremas o lociones, que se aplican directamente en la piel o uñas afectadas. Sin embargo, en casos más graves o crónicos, puede ser necesario recurrir a antifúngicos orales, que se toman por vía oral y actúan desde dentro del organismo.
Además del tratamiento farmacológico, es importante tomar medidas preventivas para evitar la propagación y reaparición de estas infecciones. Algunas recomendaciones incluyen mantener una buena higiene personal, secar bien la piel y las uñas después del baño, usar zapatos cómodos y transpirables, evitar el contacto directo con personas o animales infectados y desinfectar objetos personales y superficies de uso común.
En resumen, la dermatofitosis y la onicomicosis son patologías dermatológicas causadas por hongos que afectan la piel y las uñas respectivamente. Estas afecciones pueden causar molestias físicas y emocionales, y requieren un tratamiento adecuado para evitar su propagación y recurrencia. Un diagnóstico temprano y un enfoque terapéutico adecuado pueden ayudar a controlar y eliminar eficazmente estas infecciones, mejorando así la calidad de vida de las personas afectadas.
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