Los síntomas más comunes del eritema multiforme son la presencia de lesiones cutáneas caracterizadas por la forma en diana antes mencionada. Estas lesiones pueden variar en tamaño y forma, y pueden ir desde pequeñas manchas hasta grandes placas en la piel. Además del enrojecimiento, las lesiones pueden ser dolorosas y picar, y en algunos casos pueden presentar ampollas o descamación.
Además de las lesiones cutáneas, el eritema multiforme puede presentar otros síntomas como fiebre, malestar general, debilidad y dolor en las articulaciones. Estos síntomas suelen aparecer antes o al mismo tiempo que las lesiones cutáneas y pueden durar varios días o semanas.
La causa del eritema multiforme puede ser variada, pero en la mayoría de los casos está relacionada con una reacción alérgica a un medicamento o a una infección viral, especialmente el herpes simple. Algunos medicamentos que han sido implicados en el desencadenamiento del eritema multiforme son los antibióticos, los anticonvulsivos y los antiinflamatorios no esteroideos, entre otros.
El diagnóstico del eritema multiforme se basa en la observación de las lesiones características en la piel. En algunos casos, puede ser necesario realizar una biopsia de la piel para confirmar el diagnóstico. También se pueden realizar pruebas de sangre para descartar otras condiciones que pueden presentar síntomas similares.
El tratamiento del eritema multiforme depende de la gravedad de los síntomas. En casos leves, puede ser suficiente con el uso de cremas y lociones tópicas para aliviar la picazón y la inflamación. En casos más severos, puede ser necesario el uso de medicamentos orales o intravenosos, como los corticosteroides, para controlar la reacción alérgica y reducir la inflamación.
Además del tratamiento farmacológico, es importante evitar los desencadenantes conocidos del eritema multiforme, como ciertos medicamentos, alimentos o actividades que puedan causar una reacción alérgica. También se recomienda mantener una buena higiene de la piel y evitar la exposición prolongada al sol, ya que esto puede empeorar las lesiones.
En la mayoría de los casos, el eritema multiforme tiende a mejorar en pocas semanas o meses, sin dejar secuelas permanentes en la piel. Sin embargo, en algunos casos, especialmente en aquellos asociados con infecciones virales recurrentes, el eritema multiforme puede reaparecer de forma crónica y requerir un tratamiento a largo plazo.
En resumen, el eritema multiforme es una enfermedad de la piel caracterizada por la aparición de lesiones cutáneas en forma de diana o dardo. Sus síntomas principales son el enrojecimiento, el dolor y la picazón de las lesiones, además de fiebre, malestar general y dolor en las articulaciones. El tratamiento depende de la gravedad de los síntomas y puede variar desde el uso de cremas tópicas hasta medicamentos orales o intravenosos. Es importante evitar los desencadenantes conocidos y mantener una buena higiene de la piel para prevenir la aparición de nuevas lesiones.